¿Qué significa cuestionar?

En la cultura que vivimos se nos ha enseñado a estar seguros de todo, a estar seguros de nuestras ideas, a estar seguros de lo que hacemos, a estar seguros de lo que sentimos, a estar seguros de nuestras propiedades o a estar seguros de nuestra forma de vivir.

La seguridad psicológica es un aspecto muy importante en nuestra vida y por esa razón no se potencia la duda o el cuestionamiento ya que se piensa que ello es un signo de inseguridad e inestabilidad personal.

Sin embargo parece lógico pensar que una actitud de duda lo único que puede aportarnos es claridad o certidumbre mientras que una actitud de seguridad o confianza lo normal es que al menos a largo plazo nos produzca inseguridad.

La duda no invita a la desconfianza y al temor sino más bien a tener los sentidos en atención y poder ver de una forma más precisa y sensible.

Bastantes personas se resisten a la palabra cuestionar porque sienten que es el cultivo al pensamiento y porque saben que con el pensamiento no se va a ningún lugar y que más bien es un enredo.

El cuestionar que aquí se expone no es el cultivo del pensamiento sino una invitación a la observación y a la meditación.

¿Qué podemos cuestionar? Lo primero que podríamos cuestionar serían nuestras ideas, creencias, opiniones, prejuicios, valores, deseos, es decir todo aquello que hipoteca nuestras acciones futuras y que pueden tener consecuencias no deseadas sin que nada impida su desenlace.

Cuestionar no significa tirar por tierra lo que estamos cuestionando sino más bien potenciar sus cimientos. Por ejemplo podemos cuestionar nuestra relación de pareja y al final salir aún más reforzados como relación o también podemos darnos cuenta que hace tiempo no somos pareja.

El cuestionamiento siempre es saludable porque no deja de ser echar un vistazo a algo. Si no cuestionamos es porque nos da miedo hacer frente a la verdad, porque no queremos descubrir el fondo de las cosas y preferimos guiarnos por las ideas en lugar de por los hechos.

No cuestionamos porque en el fondo no tenemos ninguna seguridad en nosotros mismos y en todas esas ideas que tratamos de convencer a los demás y que son un mero escaparate.

¿Qué hay de malo en que una persona que cree en Dios, en Alá o en Krishna, se cuestione su creencia?, puede ser que al cuestionarlo uno vea que su creencia se basa en el miedo a la muerte o en la necesidad de sentirse unido a los demás a través de su fe y entonces Dios no es más que una escusa para conseguir sus necesidades. También puede ser que al cuestionarlo uno encuentre la naturaleza Dios y su corazón se abra como una flor.

Cuestionar nos permite dejar de vivir mentiras o falsedades y también nos permite renovar o percibir el movimiento de la realidad.

No se trata de cuestionarlo todo, pero es necesario distinguir si nuestra vida se conduce por ideas o por hechos. Hay tal confusión al respecto que confundimos las ideas como si fueran realidades y es tanta nuestra credibilidad que incluso somos capaces de matar por ellas.

Los políticos, los educadores, los médicos, los padres, deberían cuestionar su función y ver si ello es un servicio al prójimo o es más bien un interés mezquino.

Cuestionar es un arte que requiere de inteligencia y para ello uno tiene que dejar a un lado toda idea de aquello que cuestiona, entonces uno puede navegar con honestidad por las ideas para descubrir los hechos que sostienen nuestra existencia.


El verdadero cuestionamiento es una escucha sin fronteras, es pura observación, es un encuentro de todas las partes que se reúnen formando un solo ser, es el silencio desde donde surge la vida y es el silencio desde donde surge la muerte.
En la cultura que vivimos se nos ha enseñado a estar seguros de todo, a estar seguros de nuestras ideas, a estar seguros de lo que hacemos, a estar seguros de lo que sentimos, a estar seguros de nuestras propiedades o a estar seguros de nuestra forma de vivir.

La seguridad psicológica es un aspecto muy importante en nuestra vida y por esa razón no se potencia la duda o el cuestionamiento ya que se piensa que ello es un signo de inseguridad e inestabilidad personal.

Sin embargo parece lógico pensar que una actitud de duda lo único que puede aportarnos es claridad o certidumbre mientras que una actitud de seguridad o confianza lo normal es que al menos a largo plazo nos produzca inseguridad.

La duda no invita a la desconfianza y al temor sino más bien a tener los sentidos en atención y poder ver de una forma más precisa y sensible.

Bastantes personas se resisten a la palabra cuestionar porque sienten que es el cultivo al pensamiento y porque saben que con el pensamiento no se va a ningún lugar y que más bien es un enredo.

El cuestionar que aquí se expone no es el cultivo del pensamiento sino una invitación a la observación y a la meditación.

¿Qué podemos cuestionar? Lo primero que podríamos cuestionar serían nuestras ideas, creencias, opiniones, prejuicios, valores, deseos, es decir todo aquello que hipoteca nuestras acciones futuras y que pueden tener consecuencias no deseadas sin que nada impida su desenlace.

Cuestionar no significa tirar por tierra lo que estamos cuestionando sino más bien potenciar sus cimientos. Por ejemplo podemos cuestionar nuestra relación de pareja y al final salir aún más reforzados como relación o también podemos darnos cuenta que hace tiempo no somos pareja.

El cuestionamiento siempre es saludable porque no deja de ser echar un vistazo a algo. Si no cuestionamos es porque nos da miedo hacer frente a la verdad, porque no queremos descubrir el fondo de las cosas y preferimos guiarnos por las ideas en lugar de por los hechos.

No cuestionamos porque en el fondo no tenemos ninguna seguridad en nosotros mismos y en todas esas ideas que tratamos de convencer a los demás y que son un mero escaparate.

¿Qué hay de malo en que una persona que cree en Dios, en Alá o en Krishna, se cuestione su creencia?, puede ser que al cuestionarlo uno vea que su creencia se basa en el miedo a la muerte o en la necesidad de sentirse unido a los demás a través de su fe y entonces Dios no es más que una escusa para conseguir sus necesidades. También puede ser que al cuestionarlo uno encuentre la naturaleza Dios y su corazón se abra como una flor.

Cuestionar nos permite dejar de vivir mentiras o falsedades y también nos permite renovar o percibir el movimiento de la realidad.

No se trata de cuestionarlo todo, pero es necesario distinguir si nuestra vida se conduce por ideas o por hechos. Hay tal confusión al respecto que confundimos las ideas como si fueran realidades y es tanta nuestra credibilidad que incluso somos capaces de matar por ellas.

Los políticos, los educadores, los médicos, los padres, deberían cuestionar su función y ver si ello es un servicio al prójimo o es más bien un interés mezquino.

Cuestionar es un arte que requiere de inteligencia y para ello uno tiene que dejar a un lado toda idea de aquello que cuestiona, entonces uno puede navegar con honestidad por las ideas para descubrir los hechos que sostienen nuestra existencia.


El verdadero cuestionamiento es una escucha sin fronteras, es pura observación, es un encuentro de todas las partes que se reúnen formando un solo ser, es el silencio desde donde surge la vida y es el silencio desde donde surge la muerte.