MIRÓ-El Carnaval de Arlequín


De los cuadros más importantes del genio catalán. El Carnaval de Arlequín pintado en PARÍS en el invierno de 1924 en el estudio que el escultor Pablo Gargallo le dejara en sus ausencias, es un exponente de lo cercano que se sentía Miró al surrealismo y a la poesía.

Miró intentó plasmar las alucinaciones que le producía el hambre de aquellos tiempos de creación y necesidad. La influencia de El Bosco era reconocida por el pintor catalán.

Ya aparecen en éste cuadro los elementos que acompañarán la pintura de Joan Miró en todo momento:

Los ojos representantes de la consciencia cósmica, la escalera que es de huída y también de elevación, los animales, sobre todo los insectos, la idea de la esfera como la obsesión que en aquel tiempo le acompañaba como símbolo del globo terráqueo y su conquista como artista, el gato siempre acompañándole en los momentos que pintaba.

El pintor siempre busca la metamorfosis de las cosas naturales, creando un lenguaje único y reconocido universalmente, de signos propios.

El color se aplica de forma plana sin modulaciones ni estridencias, marcado fundamentalmente por los colores primarios: azul, rojo, amarillo y añadiendo también el blanco. Son líneas y colores que nos dan amplia libertad para seguir éste sueño aparentemente ingenuo aunque lleno de grandiosidad multicolor.

De los cuadros más importantes del genio catalán. El Carnaval de Arlequín pintado en PARÍS en el invierno de 1924 en el estudio que el escultor Pablo Gargallo le dejara en sus ausencias, es un exponente de lo cercano que se sentía Miró al surrealismo y a la poesía.

Miró intentó plasmar las alucinaciones que le producía el hambre de aquellos tiempos de creación y necesidad. La influencia de El Bosco era reconocida por el pintor catalán.

Ya aparecen en éste cuadro los elementos que acompañarán la pintura de Joan Miró en todo momento:

Los ojos representantes de la consciencia cósmica, la escalera que es de huída y también de elevación, los animales, sobre todo los insectos, la idea de la esfera como la obsesión que en aquel tiempo le acompañaba como símbolo del globo terráqueo y su conquista como artista, el gato siempre acompañándole en los momentos que pintaba.

El pintor siempre busca la metamorfosis de las cosas naturales, creando un lenguaje único y reconocido universalmente, de signos propios.

El color se aplica de forma plana sin modulaciones ni estridencias, marcado fundamentalmente por los colores primarios: azul, rojo, amarillo y añadiendo también el blanco. Son líneas y colores que nos dan amplia libertad para seguir éste sueño aparentemente ingenuo aunque lleno de grandiosidad multicolor.