"Momentos estelares de la humanidad" de Stefan Zweig




Doce momentos estelares de la Humanidad

Vasco Núñez de Balboa, los ojos que contemplaron por primera vez simultáneamente los dos mayores Oceános que bañan nuestro planeta, el Atlántico y el Pacífico, clama su lealtad a la corona desde el patíbulo aquél 15 de Enero de 1519 en Acla. Tras de si queda la huida hacia la inmortalidad desde el punto de reconocer en vida su propio destino en la misión de la conquista de El Dorado, en el sueño de la conquista de Birú, Perú, de lo que Francisco Pizarro (el compañero que lo prende) se apropió con el sometimiento del pueblo inca y del territorio del Perú.

La conquista de Bizancio aquel 29 de mayo de 1453 donde los turcos entran a través de la Kerkaporta, una malhadada y olvidada puerta, una de las puertas menores del muro interno que queda abierta inexplicablemente, una puerta que se utiliza en períodos de paz y por la cual entran los peatones cuando las puertas mayores están cerradas y que precisamente por su escasa importancia militar queda abierta para la entrada de los turcos con su líder Mohamed a la cabeza. Mohamed que entra extasiado ante uno de los mayores templos de la Humanidad, en la catedral de Justiniano, la Iglesia de la Sublime Sabiduría, Hagia Sophia.

El 21 de agosto de 1741 cuando Häendel, desesperado tras su ataque de apoplejía, encuentra el poema de poeta Jennens que le conecta místicamente con Dios para componer el Mesías cuando ya se creía estéril para la creación musical.

El momento que el genio de Rouget, el gran olvidado, crea la Marsellesa.

Aquel minuto de Waterloo, el 18 de junio de 1815, cuando el destino del pasaporte al cielo de los héroes se pone en las manos equivocadas del general Grouchy que incapaz de valor, no se rebela contra las órdenes de Napoleón y provoca que éste pierda la batalla .

La composición poética de Goethe el 5 de septiembre de 1823 de la elegía de Marienband, en la que el poeta se salva con la misma lanza que se había herido, es el excelso instante del sufrimiento insuperable, el del amor no correspondido.

El descubrimiento del Dorado, que convierte a J.A. Suter, el dueño de la Tierra más rica en el mayor de los mendigos, es la California de 1848 y la fiebre del oro desencadena la invasión sobre sus tierras.

El momento en que en el cadalso Dostoievski es perdonado en el último instante, es la plaza Semenovsk en San Petersburgo el invierno de 1849.

Las primeras palabras a través del Océano Atlántico a través de cable el 28 de julio de 1858.

“la luz que brilla en las tinieblas” es la huida hacia Dios que el maestro Tolstoi adopta en los últimos días de su muerte, a la edad de 83 años

La conquista del Polo Sur por el capitán Scott aquel 16 de Enero de 1912 donde antes estuvo Admunsen, Scott quedó enterrado bajo la nieve con gloria.





Aquel 9 de Abril de 1917 donde Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin efectuó el viaje desde la frontera alemana hasta San Petersburgo para cambiar el curso del mundo.

Zweig ha elegido en diferentes tiempos y ambientes los instantes de supremo fulgor, demostrando como el capricho desordenado del viento puede arremolinar torrencialmente los acontecimientos y dar cuenta de la Historia. Los pequeños hechos en muchas ocasiones no tenidos en cuenta, son decisivos para empujar al destino de la Humanidad hacia cimas insospechadamente elevadas o hundir al hombre en la más profunda de las simas imaginables.

Stefan Zweig, ese escritor tan famoso en los años veinte y treinta es una figura en recuperación histórica, con su ágil y fina pluma dibujó éstas miniaturas históricas para deleite de sus seguidores, de los cuales uno de ellos soy yo.




Buen verano y buenas lecturas.



Doce momentos estelares de la Humanidad

Vasco Núñez de Balboa, los ojos que contemplaron por primera vez simultáneamente los dos mayores Oceános que bañan nuestro planeta, el Atlántico y el Pacífico, clama su lealtad a la corona desde el patíbulo aquél 15 de Enero de 1519 en Acla. Tras de si queda la huida hacia la inmortalidad desde el punto de reconocer en vida su propio destino en la misión de la conquista de El Dorado, en el sueño de la conquista de Birú, Perú, de lo que Francisco Pizarro (el compañero que lo prende) se apropió con el sometimiento del pueblo inca y del territorio del Perú.

La conquista de Bizancio aquel 29 de mayo de 1453 donde los turcos entran a través de la Kerkaporta, una malhadada y olvidada puerta, una de las puertas menores del muro interno que queda abierta inexplicablemente, una puerta que se utiliza en períodos de paz y por la cual entran los peatones cuando las puertas mayores están cerradas y que precisamente por su escasa importancia militar queda abierta para la entrada de los turcos con su líder Mohamed a la cabeza. Mohamed que entra extasiado ante uno de los mayores templos de la Humanidad, en la catedral de Justiniano, la Iglesia de la Sublime Sabiduría, Hagia Sophia.

El 21 de agosto de 1741 cuando Häendel, desesperado tras su ataque de apoplejía, encuentra el poema de poeta Jennens que le conecta místicamente con Dios para componer el Mesías cuando ya se creía estéril para la creación musical.

El momento que el genio de Rouget, el gran olvidado, crea la Marsellesa.

Aquel minuto de Waterloo, el 18 de junio de 1815, cuando el destino del pasaporte al cielo de los héroes se pone en las manos equivocadas del general Grouchy que incapaz de valor, no se rebela contra las órdenes de Napoleón y provoca que éste pierda la batalla .

La composición poética de Goethe el 5 de septiembre de 1823 de la elegía de Marienband, en la que el poeta se salva con la misma lanza que se había herido, es el excelso instante del sufrimiento insuperable, el del amor no correspondido.

El descubrimiento del Dorado, que convierte a J.A. Suter, el dueño de la Tierra más rica en el mayor de los mendigos, es la California de 1848 y la fiebre del oro desencadena la invasión sobre sus tierras.

El momento en que en el cadalso Dostoievski es perdonado en el último instante, es la plaza Semenovsk en San Petersburgo el invierno de 1849.

Las primeras palabras a través del Océano Atlántico a través de cable el 28 de julio de 1858.

“la luz que brilla en las tinieblas” es la huida hacia Dios que el maestro Tolstoi adopta en los últimos días de su muerte, a la edad de 83 años

La conquista del Polo Sur por el capitán Scott aquel 16 de Enero de 1912 donde antes estuvo Admunsen, Scott quedó enterrado bajo la nieve con gloria.





Aquel 9 de Abril de 1917 donde Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin efectuó el viaje desde la frontera alemana hasta San Petersburgo para cambiar el curso del mundo.

Zweig ha elegido en diferentes tiempos y ambientes los instantes de supremo fulgor, demostrando como el capricho desordenado del viento puede arremolinar torrencialmente los acontecimientos y dar cuenta de la Historia. Los pequeños hechos en muchas ocasiones no tenidos en cuenta, son decisivos para empujar al destino de la Humanidad hacia cimas insospechadamente elevadas o hundir al hombre en la más profunda de las simas imaginables.

Stefan Zweig, ese escritor tan famoso en los años veinte y treinta es una figura en recuperación histórica, con su ágil y fina pluma dibujó éstas miniaturas históricas para deleite de sus seguidores, de los cuales uno de ellos soy yo.




Buen verano y buenas lecturas.