¿Cuál es nuestra respuesta frente a la crisis?

La zona euro está sufriendo una crisis enorme y las familias se ven afectadas porque algunos de sus miembros han perdido sus trabajos y con ello toda la seguridad que les proporcionaba un sueldo para poder comer, pagar el alquiler o la hipoteca de la casa, y poder mantener el ritmo de vida que se llevaba hace tan solo unos años atrás.

Al principio de la crisis se hablaba de la crisis del capitalismo, que el capitalismo había fracasado con toda esa economía especulativa cuyo sostén son los bancos, la bolsa, el consumo y los propios gobiernos con su corrupción interna pero la realidad es que la crisis es de los ciudadanos de a pie que es en definitiva son quienes pagan las consecuencias del enriquecimiento de unos pocos, sean estos de la banca, de las empresas multinacionales o de los diputados y senadores.

Nos pasamos la vida nombrando responsables, personas que gestionen nuestras vidas, y al final no son responsables de nada salvo de su propio enriquecimiento y cuando las cuentas no salen nos dejan con el culo al aire.

Pero ¿cuál es la verdadera crisis del ser humano? El ser humano se ha convertido en un esclavo de sí mismo, en un esclavo de su forma de entender la vida basada en el consumo, en la propiedad, en el entretenimiento y el placer, en la búsqueda del éxito y la fama, en la búsqueda de la seguridad y la estabilidad en la riqueza, en la identificación de unas ideas frente a otras.

Hace poco estuve en una de esas manifestaciones multitudinaria cuyo objetivo era principalmente expresar nuestra protesta contra el estatus de privilegio de los políticos y lo que a simple vista era una multitud unida por un objetivo común en realidad eran un montón de personas separadas por sus ideologías que aprovechaban la manifestación para dar rienda suelta a sus ideas y esgrimir sus viejas banderas y eslóganes. Sin lugar a dudas también había personas con la única intención de expresar su indignación por toda esa clase política que se ha llenado de privilegios de una forma desmedida y descarada.

¿Por qué no podemos por una vez dejar nuestras banderas y unirnos por algo que es un hecho común sin hacer ninguna interpretación personal? Estamos tan apegados a nuestra bandera que cuando surge una iniciativa creativa como la del 15M lo único que sabemos hacer es corromperla con nuestras banderas e ideologías. ¿Por qué tenemos que convencer a los demás de nuestras ideas? Si uno es un comunista o un fascista que viva como tal y que deje al resto de la humanidad en paz.

Nuestra crisis no es la crisis del sistema capitalista, es la crisis de los sistemas, de las fronteras, de los gobiernos, de las ideas frentes a los hechos, es la crisis del egoísmo humano, es la crisis de ir buscando uno siempre su propio beneficio a consta de aprovecharse del sudor ajeno.

¿Qué puede hacer un ciudadano de a pie frente a la crisis? Para empezar comprender que él es tan responsable como cualquiera de dicha crisis y después dejar de consumir, dejar de tener la mayoría de esas necesidades que le ha creado el sistema, cuidarse de los medios de comunicación porque son el principal medio de presión, encontrar en las cosas más sencillas de la vida el gozo de vivir, pasear, volver a la naturaleza, observar los parques con sus árboles milenarios y disfrutar de sus fuentes, comer con sencillez las frutas y verduras de la temporada, cuidar las relaciones con cariño y sin intereses, y realizar un sin fin de acciones que no colaboren con esta crisis que todos hemos inventado y que todos estamos sosteniendo, y todo ello redundará a corto plazo en un gran bienestar y en poder vivir en mitad de la mierda sin necesidad de comérsela.

La solución a esta crisis no va a venir del sistema, ni por obra del espíritu santo, ni por ninguna revolución. El ser humano está en crisis y es él mismo quien tiene que responder ante ella con su propia acción.

Con independencia de lo que hagan las personas que nos rodean uno mismo ha de ser serio, sin necesidad de poner la cara larga ni mostrar tristeza, y tomar un rumbo diferente que le permita no ser esclavo de tanta idiotez y gozar de esta vida de una forma independiente, real y plena.



La zona euro está sufriendo una crisis enorme y las familias se ven afectadas porque algunos de sus miembros han perdido sus trabajos y con ello toda la seguridad que les proporcionaba un sueldo para poder comer, pagar el alquiler o la hipoteca de la casa, y poder mantener el ritmo de vida que se llevaba hace tan solo unos años atrás.

Al principio de la crisis se hablaba de la crisis del capitalismo, que el capitalismo había fracasado con toda esa economía especulativa cuyo sostén son los bancos, la bolsa, el consumo y los propios gobiernos con su corrupción interna pero la realidad es que la crisis es de los ciudadanos de a pie que es en definitiva son quienes pagan las consecuencias del enriquecimiento de unos pocos, sean estos de la banca, de las empresas multinacionales o de los diputados y senadores.

Nos pasamos la vida nombrando responsables, personas que gestionen nuestras vidas, y al final no son responsables de nada salvo de su propio enriquecimiento y cuando las cuentas no salen nos dejan con el culo al aire.

Pero ¿cuál es la verdadera crisis del ser humano? El ser humano se ha convertido en un esclavo de sí mismo, en un esclavo de su forma de entender la vida basada en el consumo, en la propiedad, en el entretenimiento y el placer, en la búsqueda del éxito y la fama, en la búsqueda de la seguridad y la estabilidad en la riqueza, en la identificación de unas ideas frente a otras.

Hace poco estuve en una de esas manifestaciones multitudinaria cuyo objetivo era principalmente expresar nuestra protesta contra el estatus de privilegio de los políticos y lo que a simple vista era una multitud unida por un objetivo común en realidad eran un montón de personas separadas por sus ideologías que aprovechaban la manifestación para dar rienda suelta a sus ideas y esgrimir sus viejas banderas y eslóganes. Sin lugar a dudas también había personas con la única intención de expresar su indignación por toda esa clase política que se ha llenado de privilegios de una forma desmedida y descarada.

¿Por qué no podemos por una vez dejar nuestras banderas y unirnos por algo que es un hecho común sin hacer ninguna interpretación personal? Estamos tan apegados a nuestra bandera que cuando surge una iniciativa creativa como la del 15M lo único que sabemos hacer es corromperla con nuestras banderas e ideologías. ¿Por qué tenemos que convencer a los demás de nuestras ideas? Si uno es un comunista o un fascista que viva como tal y que deje al resto de la humanidad en paz.

Nuestra crisis no es la crisis del sistema capitalista, es la crisis de los sistemas, de las fronteras, de los gobiernos, de las ideas frentes a los hechos, es la crisis del egoísmo humano, es la crisis de ir buscando uno siempre su propio beneficio a consta de aprovecharse del sudor ajeno.

¿Qué puede hacer un ciudadano de a pie frente a la crisis? Para empezar comprender que él es tan responsable como cualquiera de dicha crisis y después dejar de consumir, dejar de tener la mayoría de esas necesidades que le ha creado el sistema, cuidarse de los medios de comunicación porque son el principal medio de presión, encontrar en las cosas más sencillas de la vida el gozo de vivir, pasear, volver a la naturaleza, observar los parques con sus árboles milenarios y disfrutar de sus fuentes, comer con sencillez las frutas y verduras de la temporada, cuidar las relaciones con cariño y sin intereses, y realizar un sin fin de acciones que no colaboren con esta crisis que todos hemos inventado y que todos estamos sosteniendo, y todo ello redundará a corto plazo en un gran bienestar y en poder vivir en mitad de la mierda sin necesidad de comérsela.

La solución a esta crisis no va a venir del sistema, ni por obra del espíritu santo, ni por ninguna revolución. El ser humano está en crisis y es él mismo quien tiene que responder ante ella con su propia acción.

Con independencia de lo que hagan las personas que nos rodean uno mismo ha de ser serio, sin necesidad de poner la cara larga ni mostrar tristeza, y tomar un rumbo diferente que le permita no ser esclavo de tanta idiotez y gozar de esta vida de una forma independiente, real y plena.