Pirkei Avot - En las Sendas de Nuestros Padres Hay cuatro clases de temperamentos



El Pirkei Avot, mas conocido en español como En Las Sendas de Nuestros Padres, es la base de la ética judia, que fue transmitida de generación en generación, desde la entrega de la Torá




PIRKE AVOT
Hay cuatro clases de temperamentos: El que se enoja con facilidad y se calma también con facilidad, compensa su defecto con su cualidad: El que se enoja difícilmente y se calma también difícilmente, desluce su cualidad con su defecto. El que se enoja difícilmente y se clama fácilmente es un hombre piadoso, El que se enoja fácilmente y tarda en calmarse es un malvado.
Nuestros sabios han dedicado numerosas sentencias a la ira y a sus nefastas consecuencias. Es una de las debilidades humanas, y sin embargo, el hombre que cede a la furia está convencido de que es más fuerte que su interlocutor.
Cuando el hombre se enfurece, no sólo manifietsa su incapacidad de dominar la situación, sino que pone al desnudo sus pensamientos más íntimos, está "!fuera de sí!" La cólera puede compararse con la borrachera, es una locura pasajera. Perjudica a la salud y puede hacernos olvidar nuestro deber. El que se deja arrastar por ella puede faltar el respeto a la misma Presencia Divina (Nedarim 22 b).
La Mishnáh enumera los diferentes grados de furia que podemos hallar en los hombres. En realidad, nadie está totalmente a salvo de esta clase de reacciones, ni siquiera el Jasid, del que la Mishnáh dice que se enoja difícilmente y se calma rápidamente. Nuestros sabios han querido enseñarnos aquí una gran verdad: que el hombre puede y debe enojarse en determinadas circunstancias. El que no es capaz de indignarse ante una injusticia, !tampoco podrá entusiasmarse por lo que es hermoso! Dios mismo se enfurece, dice el Talmud (Avodáh Zaráh 4a) cuando ve que los idólatras desprecian su voluntad. De igual modo el hombre debe irritarse en presencia de la injusticia y de la iniquidad; pero su irritación no debe inspirarse en ningún sentimiento de venganza; debe permancer ajeno a cualquier resentimiento; y su enojo debe ser breve, como el del Eterno.
Esforcémonos, en este asunto como en los demás, de imitar a Dios y procuremos no enfurecernos con demasiada frecuencia, ni con demasiada facilidad. Pues quien sale de sus casillas cada vez que le contradicen, quien quiere vengarse de todas las afrentas, se perjudica más a sí mismo que a su enemigo. Y lo que el hombre debe evitar ante todo es actuar bajo el impulso de la ira; por lo que debe aprender a dominarse. Es cierto que los motivos de enojo nunca faltan, pero el que no sabe controlarse, arruina su propia vida, se convierte en un ser desagradable para las persona que lo rodean, y pierde la capacidad de disfrutar de las alegrías que le brinda la vida. El talmud nos enseña (Pesajim 66 b) que cuando un sabio se enfurece su sabiduría le abandona; y si es un Profeta, pierde la inspiración. Y un versículo de los proverbios (27:3) dice: "La piedra y la arena son pesadas, pero las molestias (que ocasiona) el necio son más pesadas que ambas". En cambio: "Corresponde a la discreción de un hombre el ser lento en airarse, y es su gloria pasar por alto una transgresión" (Ibid 19:11)
Es preciso pues aprender a ser indulgente con las debilidades del prójimo: es preciso saber perdonarles sus faltas

 
Gracias Hana Azulay

El nuevo blog: "ESCRITOS de Rudy Spillman", ¡VISÍTALO!


"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".


La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.


El Pirkei Avot, mas conocido en español como En Las Sendas de Nuestros Padres, es la base de la ética judia, que fue transmitida de generación en generación, desde la entrega de la Torá




PIRKE AVOT
Hay cuatro clases de temperamentos: El que se enoja con facilidad y se calma también con facilidad, compensa su defecto con su cualidad: El que se enoja difícilmente y se calma también difícilmente, desluce su cualidad con su defecto. El que se enoja difícilmente y se clama fácilmente es un hombre piadoso, El que se enoja fácilmente y tarda en calmarse es un malvado.
Nuestros sabios han dedicado numerosas sentencias a la ira y a sus nefastas consecuencias. Es una de las debilidades humanas, y sin embargo, el hombre que cede a la furia está convencido de que es más fuerte que su interlocutor.
Cuando el hombre se enfurece, no sólo manifietsa su incapacidad de dominar la situación, sino que pone al desnudo sus pensamientos más íntimos, está "!fuera de sí!" La cólera puede compararse con la borrachera, es una locura pasajera. Perjudica a la salud y puede hacernos olvidar nuestro deber. El que se deja arrastar por ella puede faltar el respeto a la misma Presencia Divina (Nedarim 22 b).
La Mishnáh enumera los diferentes grados de furia que podemos hallar en los hombres. En realidad, nadie está totalmente a salvo de esta clase de reacciones, ni siquiera el Jasid, del que la Mishnáh dice que se enoja difícilmente y se calma rápidamente. Nuestros sabios han querido enseñarnos aquí una gran verdad: que el hombre puede y debe enojarse en determinadas circunstancias. El que no es capaz de indignarse ante una injusticia, !tampoco podrá entusiasmarse por lo que es hermoso! Dios mismo se enfurece, dice el Talmud (Avodáh Zaráh 4a) cuando ve que los idólatras desprecian su voluntad. De igual modo el hombre debe irritarse en presencia de la injusticia y de la iniquidad; pero su irritación no debe inspirarse en ningún sentimiento de venganza; debe permancer ajeno a cualquier resentimiento; y su enojo debe ser breve, como el del Eterno.
Esforcémonos, en este asunto como en los demás, de imitar a Dios y procuremos no enfurecernos con demasiada frecuencia, ni con demasiada facilidad. Pues quien sale de sus casillas cada vez que le contradicen, quien quiere vengarse de todas las afrentas, se perjudica más a sí mismo que a su enemigo. Y lo que el hombre debe evitar ante todo es actuar bajo el impulso de la ira; por lo que debe aprender a dominarse. Es cierto que los motivos de enojo nunca faltan, pero el que no sabe controlarse, arruina su propia vida, se convierte en un ser desagradable para las persona que lo rodean, y pierde la capacidad de disfrutar de las alegrías que le brinda la vida. El talmud nos enseña (Pesajim 66 b) que cuando un sabio se enfurece su sabiduría le abandona; y si es un Profeta, pierde la inspiración. Y un versículo de los proverbios (27:3) dice: "La piedra y la arena son pesadas, pero las molestias (que ocasiona) el necio son más pesadas que ambas". En cambio: "Corresponde a la discreción de un hombre el ser lento en airarse, y es su gloria pasar por alto una transgresión" (Ibid 19:11)
Es preciso pues aprender a ser indulgente con las debilidades del prójimo: es preciso saber perdonarles sus faltas

 
Gracias Hana Azulay

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"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".


La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.