La única guerra















He comenzado una guerra. A decir verdad, se trata de una batalla, que es como comienzan casi todas las guerras. Mi enemigo es cruel, despiadado. No descansa en su hábil esmero por destruirme. Es rápido, convincente, intenta lavar mi cerebro e inundarlo con su droga. Llegar a mi corazón y quitarle todas sus cualidades. Incluso en mis gestos, mis modales, mi mirada, en mi cuerpo físico todo, se sentirá su presencia si le permito invadirme. Si lo dejo… me destruirá por completo.

Alzo mi estima como si fuese una espada. La enfrento a él con todo mi poder y convicción para que sepa que no me rendiré. Y comienzo a blandirla por doquier. Porque éste es el problema más grave que existe cuando uno se enfrenta a un adversario de semejante talla. Nadie sabe dónde está.


Golpeo desenfrenadamente el aire con la única cordura que recibí al nacer y no la que acumulé con los años. Y escucho el fuerte silbido como si se tratase de un sable. Hasta que advierto que así no lo atraparé. Se escapa, se escabulle, se esconde y te somete. Entregado a él estoy… ya casi por perder la guerra.

La primer parte de mí que él toma de rehén es el cerebro. Luego, el corazón. Y entonces descubro cuál es el arma que debo esgrimir en su contra y con la que seguramente lograré aplastarlo, eliminarlo por completo y para siempre de mi ser. Arrojo a un lado mi estima, mi poder y mi convicción. Lo mismo hago con mis dos corduras. Frente a este enemigo no me sirven.

Giro todo mi cuerpo y emprendo mi retirada. Todos me aplauden, me adulan, me gritan lo grande que soy. Pero yo ya no me doy por aludido. Mis gestos, mis modales, mi mirada… mi cuerpo físico todo, denota que él ya no está. Casi, no percibo ni su ausencia. Como si nunca hubiese estado. Mi ego se ha esfumado.

Me abrazo a mi indiferencia, la convierto en mi inseparable amiga ya por siempre. Y finalmente, me siento plenamente feliz. He ganado esta guerra.


"La única guerra que debiera existir es la que libramos con nosotros mismos. Si venciéramos, evitaríamos todas las demás."

 Gracias Rudy de su  nuevo blog: "ESCRITOS de Rudy Spillman"




"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".


La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.














He comenzado una guerra. A decir verdad, se trata de una batalla, que es como comienzan casi todas las guerras. Mi enemigo es cruel, despiadado. No descansa en su hábil esmero por destruirme. Es rápido, convincente, intenta lavar mi cerebro e inundarlo con su droga. Llegar a mi corazón y quitarle todas sus cualidades. Incluso en mis gestos, mis modales, mi mirada, en mi cuerpo físico todo, se sentirá su presencia si le permito invadirme. Si lo dejo… me destruirá por completo.

Alzo mi estima como si fuese una espada. La enfrento a él con todo mi poder y convicción para que sepa que no me rendiré. Y comienzo a blandirla por doquier. Porque éste es el problema más grave que existe cuando uno se enfrenta a un adversario de semejante talla. Nadie sabe dónde está.


Golpeo desenfrenadamente el aire con la única cordura que recibí al nacer y no la que acumulé con los años. Y escucho el fuerte silbido como si se tratase de un sable. Hasta que advierto que así no lo atraparé. Se escapa, se escabulle, se esconde y te somete. Entregado a él estoy… ya casi por perder la guerra.

La primer parte de mí que él toma de rehén es el cerebro. Luego, el corazón. Y entonces descubro cuál es el arma que debo esgrimir en su contra y con la que seguramente lograré aplastarlo, eliminarlo por completo y para siempre de mi ser. Arrojo a un lado mi estima, mi poder y mi convicción. Lo mismo hago con mis dos corduras. Frente a este enemigo no me sirven.

Giro todo mi cuerpo y emprendo mi retirada. Todos me aplauden, me adulan, me gritan lo grande que soy. Pero yo ya no me doy por aludido. Mis gestos, mis modales, mi mirada… mi cuerpo físico todo, denota que él ya no está. Casi, no percibo ni su ausencia. Como si nunca hubiese estado. Mi ego se ha esfumado.

Me abrazo a mi indiferencia, la convierto en mi inseparable amiga ya por siempre. Y finalmente, me siento plenamente feliz. He ganado esta guerra.


"La única guerra que debiera existir es la que libramos con nosotros mismos. Si venciéramos, evitaríamos todas las demás."

 Gracias Rudy de su  nuevo blog: "ESCRITOS de Rudy Spillman"




"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".


La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.