Sylvie Fleury o la devoción artística del consumismo

Sylvie Fleury se enfrenta a la fiebre de la sociedad de consumo con la devoción de una artista sorprendido por el lujo, por el brillo, por la constante manía humana de amasar materiales inservibles pero llenos de encanto y de seducción. Como en una pasarela de moda, Sylvie Fleury se despacha contorneándose con tacones de charol mostrando el glamour del pop-art con claras influencias del maestro Warhol.

Sorprende en la muestra del CAC de Málaga los ojos voladores junto a zapatos de marca dispuestos en estantes o naves espaciales a la vuelta de haber alucinado con setas plásticas gigantes, tal vez plásticas setas alucinógenas.

Todo es posible en el consumo, todo es elegible con solo producir destellos, todo es acumulable, nada es demasiado con Sylvie Fleury.

Una crítica mordaz al consumo convertido en objeto de arte y de emoción.

Veneración al glamour.







Sylvie Fleury se enfrenta a la fiebre de la sociedad de consumo con la devoción de una artista sorprendido por el lujo, por el brillo, por la constante manía humana de amasar materiales inservibles pero llenos de encanto y de seducción. Como en una pasarela de moda, Sylvie Fleury se despacha contorneándose con tacones de charol mostrando el glamour del pop-art con claras influencias del maestro Warhol.

Sorprende en la muestra del CAC de Málaga los ojos voladores junto a zapatos de marca dispuestos en estantes o naves espaciales a la vuelta de haber alucinado con setas plásticas gigantes, tal vez plásticas setas alucinógenas.

Todo es posible en el consumo, todo es elegible con solo producir destellos, todo es acumulable, nada es demasiado con Sylvie Fleury.

Una crítica mordaz al consumo convertido en objeto de arte y de emoción.

Veneración al glamour.