¿Qué sentido tiene la vida?

El otro día mientras caminaba hacia las montañas nevadas por una senda que bordea la garganta que hay cerca de casa y observaba como se muestra la vida sin que el ser humano intervenga en ello y sentía ese momento de la primavera donde todas las especies gritan al unísono quererse aparear y procrear, un amigo me envió un mensaje por el móvil con esta pregunta -¿qué sentido tiene la vida?- y de repente durante un infinito instante me paré en seco y mi mente salió de mí, despedida, a una velocidad increíble para encontrarse con cada diminuta parte de este universo y sentir esa magia y significación profunda e inalcanzable para la mente humana que está entretenida en analizar la vida, en la búsqueda de su placer o en la ilusión de lograr.

Los olores de las flores embriagaban mis sentidos, los colores eran profundamente intensos y reflejaban una luz que atraía mi atención como intentando ver la fuente de donde surgía. Los insectos volaban a mi alrededor sin notar mi presencia y chocaban con mi cabeza mientras jugaban al amor. Los sonidos surgían de mi interior como una orquesta sorprendentemente ordenada, creativa y armónica. El correr del agua descendiendo entre las piedras y acariciando con su brisa mi rostro desnudo. Los rayos del sol, que como diminutas partículas viajeras, chocaban contra las hojas de los árboles mostrando luces y sombras en una danza incesante guiada por el viento de la mañana.

Pero en ese momento lo importante no era el sentido que tenía la vida para mi sino para la persona que me envió el mensaje. Él acababa de romper con su pareja y su mente se había bloqueado con la pérdida psicológica y en el dolor que supone perder algo que se posee, que te pertenece, que es tuyo, que te da seguridad y satisfacción, que te mantiene ocupado pensando continuamente en ello, que vives para ello porque lo demás es demasiado absurdo.

Yo le conteste algo así como que el sentido que tiene la vida para la mayoría de las personas es el apego a las cosas, a las ideas y a las personas, es el sentimiento de poseer y ser poseído por otra persona, todo lo cual produce temor, celos, dependencia, placer y dolor.

La vida es un sentido tan inmenso y profundo que apenas los seres humanos tenemos oportunidad de ver o sentir su significado, pero hay algo que está a nuestro alcance y es que uno de esos sentidos que sostienen la vida es la relación, es decir, sin relación la vida no tiene significación alguna.

La relación no es algo de lo que sacar provecho sino donde crecer humanamente, donde aprender, donde descubrir lo que uno es. Entonces todo cobra sentido, no un sentido personal, sino el sentir mismo.
El otro día mientras caminaba hacia las montañas nevadas por una senda que bordea la garganta que hay cerca de casa y observaba como se muestra la vida sin que el ser humano intervenga en ello y sentía ese momento de la primavera donde todas las especies gritan al unísono quererse aparear y procrear, un amigo me envió un mensaje por el móvil con esta pregunta -¿qué sentido tiene la vida?- y de repente durante un infinito instante me paré en seco y mi mente salió de mí, despedida, a una velocidad increíble para encontrarse con cada diminuta parte de este universo y sentir esa magia y significación profunda e inalcanzable para la mente humana que está entretenida en analizar la vida, en la búsqueda de su placer o en la ilusión de lograr.

Los olores de las flores embriagaban mis sentidos, los colores eran profundamente intensos y reflejaban una luz que atraía mi atención como intentando ver la fuente de donde surgía. Los insectos volaban a mi alrededor sin notar mi presencia y chocaban con mi cabeza mientras jugaban al amor. Los sonidos surgían de mi interior como una orquesta sorprendentemente ordenada, creativa y armónica. El correr del agua descendiendo entre las piedras y acariciando con su brisa mi rostro desnudo. Los rayos del sol, que como diminutas partículas viajeras, chocaban contra las hojas de los árboles mostrando luces y sombras en una danza incesante guiada por el viento de la mañana.

Pero en ese momento lo importante no era el sentido que tenía la vida para mi sino para la persona que me envió el mensaje. Él acababa de romper con su pareja y su mente se había bloqueado con la pérdida psicológica y en el dolor que supone perder algo que se posee, que te pertenece, que es tuyo, que te da seguridad y satisfacción, que te mantiene ocupado pensando continuamente en ello, que vives para ello porque lo demás es demasiado absurdo.

Yo le conteste algo así como que el sentido que tiene la vida para la mayoría de las personas es el apego a las cosas, a las ideas y a las personas, es el sentimiento de poseer y ser poseído por otra persona, todo lo cual produce temor, celos, dependencia, placer y dolor.

La vida es un sentido tan inmenso y profundo que apenas los seres humanos tenemos oportunidad de ver o sentir su significado, pero hay algo que está a nuestro alcance y es que uno de esos sentidos que sostienen la vida es la relación, es decir, sin relación la vida no tiene significación alguna.

La relación no es algo de lo que sacar provecho sino donde crecer humanamente, donde aprender, donde descubrir lo que uno es. Entonces todo cobra sentido, no un sentido personal, sino el sentir mismo.