Gratitud por los Retos y Desafíos
Cada problema que yo he resuelto se convirtió en una regla la que me sirvió posteriormente para resolver otros problemas. (Rene Descartes)
Disfrutando los Momentos
Nuestras vidas se han vuelto demasiado aceleradas, y el esfuerzo por mantenerse al ritmo a menudo ocupa todo nuestro tiempo y atención. Estamos tan ocupados apurándonos desde el punto A al punto B que olvidamos disfrutar del viaje. Corremos a la tienda sin mirar los árboles o las nubes en el cielo. Pasamos por la fila de la caja sintiéndonos demasiado presionados como para conversar con la cajera o el resto de las personas en la fila. Al final de un día lleno de este “correr y correr”, tal vez nos preguntemos para qué hacemos todas estas cosas, si ni siquiera tenemos tiempo para detenernos ocasionalmente y absorber todo lo hecho. El estar siempre apurado y corriendo no permite que el Alma disfrute la vida, lo cual se compone de pequeños y comunes momentos, como mirar la nieve caer desde el cielo, tener una conversación espontánea con un extraño, o quedarse conversando por horas luego de un almuerzo o cena. Los pueblos pequeños y sus habitantes pueden enseñarnos mucho respecto a vivir al máximo como regla diaria. La gente de las ciudades tiene una tendencia a pensar que sus vidas están llenas porque hacen muchas cosas distintas, pero en un pueblo pequeño, se tiene a dejar más tiempo para ser espontáneo o apartar un momento para descansar. Esto ciertamente no significa que no podamos vivir en una ciudad y disfrutar la vida al máximo – podemos hacerlo; solo se necesita ser más consciente.
Cada problema que yo he resuelto se convirtió en una regla la que me sirvió posteriormente para resolver otros problemas. (Rene Descartes)
Disfrutando los Momentos
Nuestras vidas se han vuelto demasiado aceleradas, y el esfuerzo por mantenerse al ritmo a menudo ocupa todo nuestro tiempo y atención. Estamos tan ocupados apurándonos desde el punto A al punto B que olvidamos disfrutar del viaje. Corremos a la tienda sin mirar los árboles o las nubes en el cielo. Pasamos por la fila de la caja sintiéndonos demasiado presionados como para conversar con la cajera o el resto de las personas en la fila. Al final de un día lleno de este “correr y correr”, tal vez nos preguntemos para qué hacemos todas estas cosas, si ni siquiera tenemos tiempo para detenernos ocasionalmente y absorber todo lo hecho. El estar siempre apurado y corriendo no permite que el Alma disfrute la vida, lo cual se compone de pequeños y comunes momentos, como mirar la nieve caer desde el cielo, tener una conversación espontánea con un extraño, o quedarse conversando por horas luego de un almuerzo o cena. Los pueblos pequeños y sus habitantes pueden enseñarnos mucho respecto a vivir al máximo como regla diaria. La gente de las ciudades tiene una tendencia a pensar que sus vidas están llenas porque hacen muchas cosas distintas, pero en un pueblo pequeño, se tiene a dejar más tiempo para ser espontáneo o apartar un momento para descansar. Esto ciertamente no significa que no podamos vivir en una ciudad y disfrutar la vida al máximo – podemos hacerlo; solo se necesita ser más consciente.
Una cosa que podemos hacer, donde sea que vivamos, es crear momentos de consciencia en nuestro día, y tomarnos 10 minutos para simplemente mirar a través de la ventana y observar lo que sucede fuera. Podríamos también elegir cultivar una relación con alguien a quien vemos regularmente, como el señor de la tienda, un vecino, o alguien a quien vemos en el ascensor en el trabajo. Tomarse el tiempo para tener una conversación no es necesario, sino mas bien un verdadero lujo en esta época, así como lo es también el mirar a través de la ventana. Participar en estos actos que están fuera del tiempo, hace que la ciudad más grande del mundo comience a sentirse un poco más parecida a un pueblo pequeño.
DailyOM) – www.dailyom.com
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El nuevo blog: "ESCRITOS de Rudy Spillman", ¡INAUGURADO! ¡VISÍTALO!
"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".
La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.
Gratitud por los Retos y Desafíos
Cada problema que yo he resuelto se convirtió en una regla la que me sirvió posteriormente para resolver otros problemas. (Rene Descartes)
Disfrutando los Momentos
Nuestras vidas se han vuelto demasiado aceleradas, y el esfuerzo por mantenerse al ritmo a menudo ocupa todo nuestro tiempo y atención. Estamos tan ocupados apurándonos desde el punto A al punto B que olvidamos disfrutar del viaje. Corremos a la tienda sin mirar los árboles o las nubes en el cielo. Pasamos por la fila de la caja sintiéndonos demasiado presionados como para conversar con la cajera o el resto de las personas en la fila. Al final de un día lleno de este “correr y correr”, tal vez nos preguntemos para qué hacemos todas estas cosas, si ni siquiera tenemos tiempo para detenernos ocasionalmente y absorber todo lo hecho. El estar siempre apurado y corriendo no permite que el Alma disfrute la vida, lo cual se compone de pequeños y comunes momentos, como mirar la nieve caer desde el cielo, tener una conversación espontánea con un extraño, o quedarse conversando por horas luego de un almuerzo o cena. Los pueblos pequeños y sus habitantes pueden enseñarnos mucho respecto a vivir al máximo como regla diaria. La gente de las ciudades tiene una tendencia a pensar que sus vidas están llenas porque hacen muchas cosas distintas, pero en un pueblo pequeño, se tiene a dejar más tiempo para ser espontáneo o apartar un momento para descansar. Esto ciertamente no significa que no podamos vivir en una ciudad y disfrutar la vida al máximo – podemos hacerlo; solo se necesita ser más consciente.
Cada problema que yo he resuelto se convirtió en una regla la que me sirvió posteriormente para resolver otros problemas. (Rene Descartes)
Disfrutando los Momentos
Nuestras vidas se han vuelto demasiado aceleradas, y el esfuerzo por mantenerse al ritmo a menudo ocupa todo nuestro tiempo y atención. Estamos tan ocupados apurándonos desde el punto A al punto B que olvidamos disfrutar del viaje. Corremos a la tienda sin mirar los árboles o las nubes en el cielo. Pasamos por la fila de la caja sintiéndonos demasiado presionados como para conversar con la cajera o el resto de las personas en la fila. Al final de un día lleno de este “correr y correr”, tal vez nos preguntemos para qué hacemos todas estas cosas, si ni siquiera tenemos tiempo para detenernos ocasionalmente y absorber todo lo hecho. El estar siempre apurado y corriendo no permite que el Alma disfrute la vida, lo cual se compone de pequeños y comunes momentos, como mirar la nieve caer desde el cielo, tener una conversación espontánea con un extraño, o quedarse conversando por horas luego de un almuerzo o cena. Los pueblos pequeños y sus habitantes pueden enseñarnos mucho respecto a vivir al máximo como regla diaria. La gente de las ciudades tiene una tendencia a pensar que sus vidas están llenas porque hacen muchas cosas distintas, pero en un pueblo pequeño, se tiene a dejar más tiempo para ser espontáneo o apartar un momento para descansar. Esto ciertamente no significa que no podamos vivir en una ciudad y disfrutar la vida al máximo – podemos hacerlo; solo se necesita ser más consciente.
Una cosa que podemos hacer, donde sea que vivamos, es crear momentos de consciencia en nuestro día, y tomarnos 10 minutos para simplemente mirar a través de la ventana y observar lo que sucede fuera. Podríamos también elegir cultivar una relación con alguien a quien vemos regularmente, como el señor de la tienda, un vecino, o alguien a quien vemos en el ascensor en el trabajo. Tomarse el tiempo para tener una conversación no es necesario, sino mas bien un verdadero lujo en esta época, así como lo es también el mirar a través de la ventana. Participar en estos actos que están fuera del tiempo, hace que la ciudad más grande del mundo comience a sentirse un poco más parecida a un pueblo pequeño.
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"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".
La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.