ESE POZO SIN FONDO


ESE POZO SIN FONDO


Pausadas eran sus palabras, antes de salir una sola sílaba de sus labios,
su mente las pasó por el colador de la razón, evitando otro duro enfrentamiento con  su agresor.
Un hilillo de sangre manaba de sus labios tras la bofetada que le había dado el navaja, apodo que había adquirido en los nocturnos suburbios
del barrio de la Expiración.  No había dentro de él ni un sólo ápice de bondad.  
Era un ser sin escrúpulos, con muy malas pulgas y con muy mala fama por su afición a atravesar panzas o corazones sin ninguna compasión.
Desgarrando las tripas de sus víctimas que agonizaban lentamente, heridos de una fatal muerte, se desangraban en las frías y sucias callejuelas del inframundo,  navegando junto con la valquiria hacia la otra orilla.
La oscuridad envolvía la pestilente mente del mugriento
Y maloliente demonio, que solo quería dinero y por dinero mataba a todo el que le llevaba la contraria o se metía en sus asuntos.
La muchacha arregló sus ropas, atusó los cabellos,
perfiló sus labios  y con una seductora sonrisa camuflando el dolor, hacia las esquina Este se fue con la esperanza, de que el próximo cliente fuera un buen hombre y la ayudara a escapar del infierno del sexo.
Ese pozo sin fondo en el que su rebeldía de adolescente, la había llevado por los caminos de la perdición.


Escrito por Pili Ruiz le día  25 de Abril del 2011


^________Pili_________^

ESE POZO SIN FONDO


Pausadas eran sus palabras, antes de salir una sola sílaba de sus labios,
su mente las pasó por el colador de la razón, evitando otro duro enfrentamiento con  su agresor.
Un hilillo de sangre manaba de sus labios tras la bofetada que le había dado el navaja, apodo que había adquirido en los nocturnos suburbios
del barrio de la Expiración.  No había dentro de él ni un sólo ápice de bondad.  
Era un ser sin escrúpulos, con muy malas pulgas y con muy mala fama por su afición a atravesar panzas o corazones sin ninguna compasión.
Desgarrando las tripas de sus víctimas que agonizaban lentamente, heridos de una fatal muerte, se desangraban en las frías y sucias callejuelas del inframundo,  navegando junto con la valquiria hacia la otra orilla.
La oscuridad envolvía la pestilente mente del mugriento
Y maloliente demonio, que solo quería dinero y por dinero mataba a todo el que le llevaba la contraria o se metía en sus asuntos.
La muchacha arregló sus ropas, atusó los cabellos,
perfiló sus labios  y con una seductora sonrisa camuflando el dolor, hacia las esquina Este se fue con la esperanza, de que el próximo cliente fuera un buen hombre y la ayudara a escapar del infierno del sexo.
Ese pozo sin fondo en el que su rebeldía de adolescente, la había llevado por los caminos de la perdición.


Escrito por Pili Ruiz le día  25 de Abril del 2011


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